Las compras constituyen una estrategia de conquista empleada con
gran éxito en las grandes ciudades desde hace más
de ciento cincuenta años. Sistemáticamente, tienda
a tienda, vamos avanzando por este campo de batalla urbano,
organizado en calles y galerías comerciales, para tomarlo
finalmente. No siempre es necesario adquirir algo, puede ser
igualmente satisfactorio contemplar los opulentos escaparates y
los curiosos comercios. Es preferible sucumbir a la
seducción visual en aquellos comercios dedicados a
artículos que no provocan un deseo de comprar
irrefrenable. Como Serra, una ortopedia inaugurada en 1950 y
situada en el número 55 de la calle Muntaner. Tras el
cristal de sus vitrinas se exhiben cuidadosamente objetos de
toda clase destinados a sostener, ceñir y corregir,
poniendo de manifiesto la fragilidad de la anatomía
humana. O la tienda de instrumentos musicales Adagio, un
escenario propio de los años setenta donde los pianos de
cola se integran discretamente en un paisaje que combina una
moqueta de color verde con un espejo rococó. Las
lámparas irradian su luz en todas direcciones cual
tentáculos de un caracol marino. Aquí
encontrarán un pequeño paraíso los
coleccionistas de detalles provistos de un marcado sentido
estético. Igual que en la óptica Cottet, del
año 1976, cuya puerta franqueamos valiéndonos de
la montura de unas gafas como tirador. Olvidarse del tiempo
leyendo es posible en la librería Áncora y
Delfín, diseñada en 1956 por el pintor
alemán Erwin Bechtold. En su interior,
clásicamente moderno y bien estructurado, encontramos un
surtido de libros que nos ayudarán a planificar
posteriores expediciones por Barcelona.
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